miércoles, 15 de abril de 2009

Mis desgracias culinarias

Yo no estoy gordita; tampoco estoy muy flaca (peso 130 libras y mido 1,65 m, así que tú sabrás como ando). Pero siempre me ha gustado comer. No de todo (siempre es más sencillo decirles qué como a qué no como, porque no como nada), pero sí bastante. Mi gran problema de la vida es que no sé cocinar: soy una completa inútil.

Inútil, inútil, inútil, bien inútil.

¿Arroz?

1. Un domingo que mi mamá no estaba me dio por hacerme arroz para el almuerzo, así que lo eché en una paila, a la que le eché también un poquito de aceite. Y luego me comí el arroz. ¿Nadie nota nada? Se me olvidó echarle agua. Imagínense qué coño fue lo que comí ese día. Les puedo decir que el arroz quedó doradito, crujiente y con sabor a Popcorn.

2. En el Servicio Social hice arroz, mucho arroz, y le eché mucha sal. Por supuesto, el problema es más grave que salar el arroz. El problema es que no lo lavé ni lo limpié, y créanme que ése había que lavarlo y limpiarlo. Varios se encontraron unas horas después masticando arroz con piedritas.

¿Huevos?

1. Me levanté con unas ansias por la mañana de comer huevos sancochados (no, no estaba embarazada). Por supuesto (y aquí no se me olvidó) los metí en agua y los dejé un ratito. Cuando les quité la cascara y me senté en la mesa, me di cuenta que estaba… amarillo. Ok, para que lo capten, estaba crudo. SABÍA a huevo crudo. Qué asco.

2. Mi papá estaba muy enfermo ese día (dice que estaba resfriado, doy mis brazos y mis manos a que sólo tenía ganas de joder) así que me mandó a hacer huevos revueltos. Simples, claro, no prendan que les eché jamón, etc, etc. Entonces, puse la paila e iba echando los huevos. Uno por uno. Cuando uno se terminaba de cocinar, yo apenas estaba echando el otro. Al final, descubrí que había una mezcla entre huevos quemados, huevos revueltos, huevos término-medio y huevos crudos. La cocina olió horrible por un par de días.

¿Pollo?

Asqueroso. Los condimentos que le eché hicieron que supiera a rayos, además de que quedó totalmente rojo y crudo por dentro. Creo que ni siquiera se podía oler.

¿Puré de papas?

Mientras estuve en el Servicio Social (para el que no sepa, aquí en Panamá, en ciertas escuelas, se obliga a los estudiantes a servir a la “comunidad” con cierta cantidad de horas, y yo me tuve que ir a Bocas del Toro -8 horas de donde vivo- por 15 días sin luz, agua potable, teléfono, internet, televisión, periódico –ni que lo leyera mucho-, buena comida –aunque la mala comida fue gracias a mí) pelé las papas, las corté en pedacitos chiquitos y las apachurré con una botella de vidrio. Les eché leche y sal. Quedó ASQUEROSO 100%, porque era como comer chicle combinado con harina pasada de tiempo (¿alguien ha probado alguna vez “harina pasada de tiempo”? Yo no, pero resulta que sé como sabe la “harina pasada de tiempo”).

Jugos

1. Bueno, esto no cuenta como jugo, pero sí entra en la categoría de “líquido”. Un día que hice avena en la casa de mi tía (avena instantánea que se mete en la licuadora), todo iba perfectamente, yo estaba feliz porque cuando la probé sabía de maravilla. Tuve que haber prevenido que mi karma esta sucia y que nada lindo dura tanto tiempo, porque apenas saqué el envase de vidrio de la licuadora, todo se regó en el piso. TODO. El perro de mi tía llegó un par de segundos después a bañarse en la piscina de avena. Mi tía estaba embarazada; creo que ésa es la razón por la que a mi primito no le caigo bien.

2. Espero que nunca les haya pasado ésta. Estaba haciendo té frío (de ese instantáneo) en mi casa. Horas después, escucho un grito de mi padre, y salgo de una vez de mi cuarto, intentando enumerar las cosas que había hecho mal o lo que le estaba ocultando (¿el ejercicio de matemáticas? No, ya lo boté… ¿Los zapatos fuera de la casa? No, yo entré con ellos… ¿Hice alguna grosería? No, eso fue ayer...). Resulta que el té frío sabía a zapato viejo, porque le eché sal en vez de azúcar. Lo más triste es que en mi casa, el frasco del azúcar no se parece en NADA al de la sal. Pura estupidez mía.

3. Clásica que te sepa a agua en vez de a jugo. Con piña, ponche de frutas, Tang (no sé hacer Tan, no sé hacer TAN! Eso es muy triste) o lo que sea. Me queda tan falto de azúcar y de todo. Soy incapaz de encontrarle medida a algo. Como dije, inútil.

¿Tortillas? (son unas cosas de maíz; es que no sé! Son de maíz, eso es todo)

Horribles. Escurren aceite cada vez que las saco de la paila, y saben a restaurante sin limpiar. Siempre se burlan de mis tortillas (eso sonó raro), pero lo bueno del asunto es que como las consideran muy grasosas, todas me las como yo.

¿Nuggets?

Una vez acabados, casi no se podían comer. Estaban prácticamente calcinados. Tostados. Nadie puede meterle el diente a algo que está tan quemado.

¿Pancake?

Uff. Ok, se cocinaron en la parte de arriba, pero que vaina pa tratar de darle la vuelta a esa tortilla de mierda. Cuando por fin la volteé, se cocinó la parte que faltaba, pero se quemó la de abajo. Y luego, lo del medio, lo que en verdad es el pancake, quedó blanco. O sea, crudo. Ni siquiera se podía comer; era como una pasta asquerosa.

¿Tostadas francesas?

Para el que no sepa, esa vaina es un pan al que se le unta algo y sabe a canela. Bueno, a mí me dijeron lo mismo, y una mañana que me levanté con ganas de experimentar, cogí un bol, le eché leche y canela, se la unté a unas rebanadas de pan, y luego coloqué éstas en un paila. Terminó siendo una rebanada de pan mojada con sabor a canela. Cuando llamé a mi tía (sí, la misma que casi muere del corazón al ver su cocina inundada en avena), ella se rió de mí, y luego me preguntó si en serio, en serio, le había echado leche con canela a un pan. No sé con qué voz le hablé para que ella creyera que yo estaba bromeando. Parece que la tostada francesa se hace mezclando leche, huevo y canela. Luego la untas. Es más, no sé si me falta agua. Es que todavía no me acuerdo bien de la receta.

Por eso es que soy asidua a los Doritos, Lays, galletas, jugos YA PREPARADOS, la comida chatarra y la que hace mi madre.

Si fuera por mí, estaría en los huesos porque, con esta manera mía de destruir y acabar con todo lo que mis manos tocan estando en la cocina, no hay forma de que logré comer algo hecho por mí. Ah, sí. Emparedados. Soy muy buena haciéndolos. A todos en mi casa le gustan mis emparedados. Jamón, queso y pan. ¿Ven? De esto sí que me acuerdo de la receta.

Bye!

*Astrid A.*

2 comentarios:

Isaac LoL dijo...

...
...
.....
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA LOUD
OMG LA BOTASSSS
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
OMG EL PANCAKE
omgomg jajajajaja
este post alegro lo q falta de mi dia
y yo hice un pure asi tambien!
bye =)

Claudia S. dijo...

No, no, no Astrid, una cosa si tenemos en común y es que yo tampoco se cocinar, pero es que yo ni siquiera lo intento! yo le huyo a la cocina! jaja xD Creo que tu tampoco deberías intentarlo jajaja, de pronto intoxicas a alguien!!

Bueno, tomalo por el lado positivo, al menos tienes la voluntad de cocinar =D

Saludosssss, que estes bien!!!! =)