jueves, 30 de abril de 2009

Varias razones por las que soy una niña mala, II parte

Creo que después de la trastada que hice con mi blog, la primera razón por la que soy una niña mala es porque no soy capaz siquiera de manejar un blog… pero considero que esa “clase” de niña mala significa más que soy una niña estúpida. Entonces, ahora nos vamos a la clase de niña mala de la que les quiero hablar.

Razones por las que soy una niña mala:

1. Miento a la perfección y constantemente a mis padres.

Debería más bien decir que soy una rata. En serio, soy completamente una rata con ellos, y me iré a la tumba con la conciencia intranquila por todo lo que dije. No es que sea de esas que dicen: “Sí, padre, estoy estudiando en la casa de una amiga y me quedaré a dormir con ella”, pero igual, no me justifico diciendo que porque mi mentira sea menor que las de otras personas, entonces no es mentira. Miento descaradamente, siempre sin que me pillen (papá, mamá, si leen esto, es para que vean que le estoy mintiendo a ellos, no ha ustedes dos. Ya saben que es verdad que el otro día estaba ayudando a mi mejor amiga con su tarea en la casa de ella).

*Extra: Soy tan mentirosa, que mentí en el post anterior. Bueno, más o menos. Es que el otro día me tomé unos vasos de Smirnoff. Pero no tengo ganas de hacerlo de nuevo.

2. Soy una maldita tacaña del carajo

Para mí el dinero es lo más importante en mi vida; toda mi existencia he tenido dinero (pero no hablo de que mis padres sean ricos, sino que YO he tenido dinero). Nunca me han dado mesada (ya vemos que no soy la única desgraciada tacaña) y procuran quitarme todo el dinero que siempre guardo y me esmero en gastar con prudencia. Recuerdo un día, tenía como 8 años, y mi tío me había regalado $20 para mi cumpleaños. Decidí guardarlos, como siempre, porque me iba a servir para comprarme otra Barbie, porque me habían enseñado (que enseñanza más estúpida) que cuando uno tiene dinero, uno se compra lo suyo. Entonces, en vez de llevarme a comprar la condenada Barbie, mi mamá decidió que la pizza de ese día la iba a pagar yo con mis nuevos $20. Y fue así como, en menos de 1 hora, mis padres y mi tío (no el mismo que me regaló el dinero, sino uno que vive conmigo) se comieron mis $20. Así de sencillo.

Siempre ha sido ésa la clásica: “Miren, Astrid tiene dinero… ¡Vayamos a comer helado!” (por cuenta de Astrid, no por la de nosotros dos, que somos padres de familia y que ganamos un salario quincenal). Tanto dinero he tenido… tanto dinero he gastado…

Y en los últimos años, con las cosas que me han pasado (ver el préstamo de 420 chanchitos a mi padre en el post anterior de 10 razones por las que soy una niña buena, I parte) he decidido ser una persona diferente: soy una gran tacaña. Antes, no tenía ningún inconveniente en comprarme un libro, o ir a almorzar por ahí. Ahora, cuento las monedas, no le doy nada a nadie más de lo necesario, y todos los domingos le digo a mi padre: “No tengo dinero!” para que me dé plata aunque tenga 20 palos en la cartera. Hey, instinto de supervivencia. No dejaré más nunca que una desgracia como la de hace unas semanas (encontré que sólo tenía 8 dólares) me vuelva a ocurrir.

3. Soy una rebelde empedernida

¿No les conté hace muchos post que casi me expulsan en mi 3er año de la secundaria? Bueno, si no les conté, aquí les cuento: casi me expulsan de la escuela. Era la rebelde más rebelde que podía existir. Y mis profesores decían que “sin causa alguna”, pero mentira, la causa era ellos mismos. Esos manes sí que son unas ratas; me ganan a leguas. Malditos bastardos, ojalá no le suban el salario, porque déjenme decirles que esos idiotas hicieron mi vida escolar algo imposible. Mi secundaria no fue espantosa por el acné, ni por los chicos, ni por las chicas plásticas, ni por nada de eso: fue horrible por culpa de todos mis profesores. No habría ni la boca, y ya estaban encima de mí diciéndome lo que yo era y no era. Por supuesto, mi lado perverso siempre salía a relucir, y yo no me podía quedar callada e ignorada. Yo sobresalía. Nunca (NUNCA) fueron capaces de domarme; todavía en mi último año, que estaba más calmadita (no porque quisiera portarme bien, sino porque me la pasaba durmiendo, jugando o leyendo en clases), tuve problemas con un profesor de inglés, pelea en la que él muy motherfucker (en este momento estoy leyendo un libro en inglés que me está enseñando un nuevo vocabulario vulgar que nunca antes había conocido; procuraré darle uso a ese nuevo vocabulario en mi blog) me gritaba “Cállese la boca, niña”, mientras yo le decía: “No tiene porque decirle eso a él, qué es lo que le pasa!!”… para contarles rápidamente, el fuckin Teacher mencionó que un compañero mío no era digno de tener el apellido que tenía, y yo salté diciendo que cómo es que le decía eso a él. Allí empezó todo.

Pero el punto del asunto es que soy rebelde, con causa, claro, y que ahora no es que no sea rebelde, sino que ando muy feliz por el mundo. A la primera que encuentre, saltaré como una fiera, recordando mis viejos tiempos.

4. No me importa nada con los hombres

No me malinterpreten, coño. No es que no me gusten los hombres, sino que he sido mala toda la vida con ellos. Bueno, el género femenino necesita a alguien que las represente con esa imagen de “niña mala que bota hombres”, ¿no? Es que siempre es el hombre el que juega con las mujeres, y no al contrario. Quizás yo sea la excepción. Aunque, claro, una vez me la aplicaron, pero créanme que solo me dolió por un par de semanas. Luego me vengué. Mi venganza le costó a él unos $180, cuidado que más. Entonces, ¿quién salió ganando? La rata de Astrid. Buena ésa.

Pero, como iba diciendo, siempre he sido un poco mala con ellos. A veces el tiro se sale por la culata (un imbécil se quedó con mi CD de Sin Bandera) pero la mayoría ha sido algo normal (mamá, papá, es mentira esto; yo nunca he tenido novios).

Chicas, devuélvanle la patada. No es que todos sean malos, pero procuren que a los que sí los son, no se les vuelva a ocurrir tratar mal a una mujer. Denle una lección. Sáquenle dinero. Acaben con su ya jodida reputación. Lo que sea, pero hagan algo. Eso no les debe interesar.

5. Siempre he desacreditado a las personas

Yo tengo una simple regla que siempre tengo presente, y que no inventé yo: sobrevive el más fuerte. Uno no puede ser el más fuerte si hay otros que te pisotean y son mejores. Por esta razón, y lo hice más seguido en primaria, yo era de ésas que inventaban los chismecitos, o era la sapa, la bocona del salón, o era la que contaba los secretos de todo el mundo. Que si la mamá de un compañerito estaba embarazada y no era del papá de él, sino de otro (esto lo recuerdo perfectamente porque es una completa niñería), que a una niña le gustaba otro, pero nadie lo sabía, que un compañerito se estaba copiando en un ejercicio, etc, etc…

Un montón de cosas que dije, y que inventé, con tal de que no hubiera otros que fueran mejores que yo. O también lo hacía por simple venganza. Cosas como: “¿Así que ella estaba hablando de mí el otro día? Lo lamentará, bitch”. Como dije antes, no hay nada más rico que la venganza.

6. Tengo muchos pensamientos pasados de la raya

No sólo los hombres son los de mente cochina. Si hay alguna mujer/joven/niña (si eres menor de edad, tápate los ojos y ve a jugar Barbie, por favor. Ok, estoy jodiendo, YO soy menor de edad) que ande por aquí, piensen un rato y díganme si no es que acaso no es verdad que han pensado cosas pervertidas algún día. Por mi parte, yo lo pienso mucho. Lo malo es que todo el mundo se entera (excepto papi y mami, por supuesto). La verdad es que yo soy así: extrovertida. Para que sepan cómo es el asunto, el otro día estábamos practicando para la obra de teatro de la clase de Derecho Romano de la Universidad (es lo que me ha tenido un poco ausente aquí) y vino un compañero con una espada de mentira, hizo como si me la clavara en el costado mientras decía: “Te la voy a clavar”. Y, con mi mente cochina pensando a mil por hora, yo le respondí: “Bueno, si me vas a clavar tu espada, entonces hazlo bien duro”. Lo siento, quizás sonó muy fuerte, pero por eso es que les digo que soy muy extrovertida. A algunos les parecería medio fuerte esto, pero a mí me suena como a un niño de 5 años cantando los pollitos. Tengo miles de comentarios más guardados en el fondo de mi mente quemada y perturbada, pero tengo la dicha de que sólo salen en ciertos momentos con ciertas personas. No es con todo el mundo (gracias a Dios).

7. Siempre quiero que alguien estire la pata

¿No lo he repetido miles de veces? “Ojalá se muera ese hijo de puta”, o “Que se pudra en el infierno ese chucha de su madre”. Siempre quiero que alguien se muera. No me interesa que eso sea algo perverso, yo siempre odio a alguien tanto como para desearle la muerte. Principalmente, odio a las novias o amigas de los famosos… la que ha encabezado mi lista últimamente es Camille Belle. Sencillo: es amiga de Robert Pattinson. Lo siento, no puede evitar sentirlo.

Quizás el punto número 7 sería mejor llamarlo: “Poseo tendencias homicidas”. Aunque jamás lo haría con mi propia mano.

8. Soy extremadamente perezosa

Meto la pereza como una cualidad mía de mi condición de niña mala porque tengo entendido que la pereza es uno de los siete pecados capitales. Además, la pereza me ha afectado tanto en la vida, que en verdad lo considero como algo muy malo. Por ejemplo:

­Me quedé el año pasado en química, física y matemáticas, además de que casi me quedo en Biología.

­ Por pereza mía de quedarme en la sala de mi casa esperando, decidió irme al cuarto y acostarme a dormir hace un buen tiempo. Cuando mi papá se levantó la mañana siguiente, encontró la olla con agua que YO tenía que apagar la noche anterior totalmente fundida, sin agua, claro, y el fuego todavía prendido. O sea, gracias a la pereza casi enciendo mi casa.

Éstas son un pequeño ejemplo de las muchas cosas que no he hecho por andar de vaga, pero todavía hoy soy la mujer más perezosa del mundo.

9. Trato mal a los niños

No es que les pegue ni nada de eso, sino que no se tratar a los niños. Mi gran problema es que no tengo paciencia, y la poquitaaaa que tengo la pierdo en dos segundos. Entonces imagínense cuando llega mi primito a la casa y agarra algo peligroso y yo se lo quito de la mano. ¿Qué es lo que hace? Se tira al piso. Él se tira al piso, y yo por ahí mismo lo agarro de los brazos, lo pongo de pie y lo zarandeo. Mi primito se queda sin ganas ese día de volver a tirarse al suelo. Pero la mayoría del tiempo no me toca tratar con niños, porque ellos de por sí salen huyendo de mí. Para ser sincera, ningún niño gusta de mí. El otro día le dije a uno: “Hey, cómo estás, hermano? ¿Todavía estás yendo a clases (refiriéndome a si salió de vacaciones o no)?” y él se me quedó mirando con un signo de interrogación sobre la cabeza. Tenía 3 años. Seguro que entendió lo de “Hey”, “hermano”, “todavía”, “yendo” y “clases”.

10. No pienso en Dios ni en nadie de esos tanto como debería

Lo siento, pero no soy una chica religiosa. Desgraciadamente, tengo otras cosas en las que pongo más mi atención que en lo que de verdad debería ponerle, que es la religión. Siempre que uno anda pensando en estupideces como Twilight, Harry Potter, la comida, los hombres, Ian O’Shea, libros y todo eso (nada de esto es una estupidez, sino que no son tan importantes) no tiene tiempo para otras cosas.

No creo que esto termine aquí; les prometí más razones para ser una niña mala, y pienso cumplirlo. Ni que me costara mucho.

Estuve pensándolo hace un rato, y quizás no sea tan mala como otros por ahí. Pero está eso de que tampoco soy buena como otros por ahí. Por eso es que prefiero ser una niña mala.

Bye!

P.D.: Record! 4 páginas de Word!

*Astrid A.*

5 comentarios:

Isaac LoL dijo...

jajajajajaja la botas
te quedo boniito el blog
soo your a bad grrl O: i see!
nice post =)
byee!

Claudia S. dijo...

jaja bad girl! xD

Hay muchas cosas que comparto con vos, soy mala con los hombres, los trato mal jaja, pero es mi naturaleza, tal vez sea porque sé que son unos dogs n_n iba a decir una grosería mayor pero me acobarde jaja y creeme, que las que me han hecho, me las han pagado...

Y yo tampoco se como tratar a los niños, me cuesta, muchas veces huyen de mi, otras veces me persiguen y me desesperan xD con tal de decirte que jamas he cargado un bebe O_o

Saludos niña mala! Ahora si veo tu blog perfecto ^^

Jaime dijo...

Me gusta tu estilo, sabes? antes no soportaba a las chicas como tu, hasta que conoci a la chica que ahora es mi mejor amiga (a ella no le digo lo de mejor amiga, es una "chica mala", se aprovecharia de mi jeje, ) y pues nada, aprendi a entenderlas, y me di con que habia mucho hipocresia dentro mio, pero ya lo estoy arreglando y gracias a una "chica mala" :)
PS: tan malas no son despues de todo jeje

*Astrid A.* dijo...

Pocas veces sucede esto, Jaime, pero te cuento que acabas de marear a la "niña mala" que está dentro de mí...
Jajajaja... me encantó tu comentario... en serio, todavía ando con un signo de interrogación en la cabeza... algo así como: "¿Qué quiso decir Jaime con eso de "antes no soportaba a las chicas como tú"?
¿Me intestaste decir que no te gusta mi personalidad?
Wao, hermano Jaime, es lo más lindo y hermoso que me han dicho como en 800 años. Y no estoy siendo irónica!!

Gracias por considerarme también una niña mala (que YO diga que soy niña mala no quiere decir que de verdad los demás también me consideren una) y déjame decirte que, desgraciadamente, también tengo cosas buenas. Maldita sea por eso.

Gracias por leerme, XOXO!

PD: Tod@s tenemos un angelito dentro... sólo que muchos lo asesinamos antes de que salga a relucir (el ángel)!!

Anónimo dijo...

Asi que nunca has tenido novio...ambos sabemos que es mentira. Siempre hay uno que pudo haber cambiado todo. En fin. Saludos